Llegamos a Roma, capital mundial de las ratas del aire, de los precios altos, de los accidentes de tráfico (supongo... ¿"semáforos"? ¿qué es "semáforos"?) y por último, y por ello menos importante, la capital de las sotanas.
Tras algún día de algún que otro madrugón de alguna que otra mañana, quedo visitado algún que otro monumento (muy bonitos, por cierto, y esto no tiene que ver con nada subliminal) y fuimos timados alguna que otra vez (¿15 mortins una cocacola? Sí, es posible, ¡sólo en el país de las oportunidades señores y señoras :D! No sabían que nosotros teníamos un as bajo la manga, un as bajo la manga vasco.).
Bueno, después de tres días durmiendo junto a virgen santísima nos dirigimos hacia Venecia, más bonito, sí, pero con ratas del aire mucho más grandes y poderosas, fanáticas de las galletitas Tuc.
Venecia, menos monumentos (pero preciosos ;D), y más tiempo libre y/o más tiempo para ser timados.
Los gondoleros quedaron traumatizados tras experimentar nuestra antigua tradición folclórica, y es que... góndola y castañuelas son dos palabras que de alguna manera nunca se pueden ver encajadas.
Sólo son algunas de las anécdotas ocurridas, lo demás estará por ahí por arriba o por abajo de esta humilde entrada.
Shus quiereh! eSOos acComPaÑanteSSH! COn mAZoO de CoOver FlOoow!
martes, 6 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
quedó*, maldita sea...
Publicar un comentario